Mientras recorría el mundo sentado frente aquel vidrio roto y nublado por las lágrimas de aquellos que una vez se atrevieron a soñar, escuchando aquella canción, más vieja que el recuerdo, más triste que la soledad, mis pensamientos volaron.
Te recordé, te soñé despierto mientras los minutos se hicieron eternos, mientras la turbulencia del ayer me dejó cicatrices incurables en mi ser. Los recuerdos del pasado se adueñaron nuevamente de unos instantes de mi presente y acariciaron silencio aquellas heridas no cerradas del ayer.
La canción sonaba, cada vez más me atrevía a pensar en tí. A deambular por aquellos alburez de nada, en aquellos charcos de memoria que estaban a punto de sucumbir ante el calor que irradia la sonrisa matutina.
El pasado estuvo conmigo unos instantes... de pronto sentí aquel fraternal buenos días que me hizo despertar, que me hizo volver a esta realidad inconclusa.
Te recordé, te soñé despierto mientras los minutos se hicieron eternos, mientras la turbulencia del ayer me dejó cicatrices incurables en mi ser. Los recuerdos del pasado se adueñaron nuevamente de unos instantes de mi presente y acariciaron silencio aquellas heridas no cerradas del ayer.
La canción sonaba, cada vez más me atrevía a pensar en tí. A deambular por aquellos alburez de nada, en aquellos charcos de memoria que estaban a punto de sucumbir ante el calor que irradia la sonrisa matutina.
El pasado estuvo conmigo unos instantes... de pronto sentí aquel fraternal buenos días que me hizo despertar, que me hizo volver a esta realidad inconclusa.
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