Mi voz ya no tiembla bajo el embrujo de tus labios.
Mi cuerpo ya no desea tus caricias, mucho menos tus despojos de cariño.
Me senté en aquella acera, aquel recuerdo embriagó mis nostalgias más profundas...
Ya todo habia callado. Sin más ni más le habia dicho a mi corazón: Pará de Soñar.
El amor se cayó, las ilusiones y sueños se fueron a la basura una vez más, pero ahi estaba yo, viendo correr el viento, pasar la gente, suspirar en silencio mientras la voz de Franco de Vita desgarraba mis pensamientas.
Un adios y un hasta siempre. Un recuerdo de una noche de verano, un adios que jamás olvidaré.
Me levanté y me dije a mi mismo: Pará de soñar...
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