lunes, 29 de marzo de 2010

Te acuerdas...

Una mañana fría, solo el viento y el cantar de la aves me acompañaba, mi telefono sonó... eras tu diciendome que llegarías tarde. Solo me quedé pensando si era la forma adecuada, si era el momento correcto o si simplemente te agradaría mi presencia. 

El reloj caminaba, la gente pasaba poco a poco. Mi oído escuchaba el reir de las almas discretas. El viento acarició mi cuerpo, mis manos temblaban. Deseaba tanto verte, conocer por primera vez a la musa que me conquistó con su voz.

De nuevo el telefono... estaba nervioso, era tu voz diciendome: ahi estas, ya te vi. De inmedito mi corazón se aceleró, mis manos sudorosas, mi cabeza deseaba tanto saber donde estabas. No te veia, te acercaste... te ví. Eras lo que realmente esperaba... eras perfectamente imperfecta. Única en todo sentido.

Te acuerdas... cuando en un abrir y cerrar de ojos conquistaste mi alma y te adueñaste de mi corazón.
Te acuerdas cuando necesitaba un abrazo y me regalaste.
Te acuerdas que dejaste un corazón vacío y un alma sin corazón.

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